Mariela es médica en Roca y ganó un premio por un caso que visibiliza la salud de las personas trans: su historia

Obtuvo el primer premio en las jornadas de la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista en El Salvador. El caso que expuso contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas trans.

Mariela Huertas tiene 32 años, es médica residente de 4° año de Cardiología en el Sanatorio Juan XXIII de Roca y semanas atrás recibió una importante distinción en un evento científico de alto nivel académico. Obtuvo el primer premio por la presentación de un caso clínico de esa institución en las Jornadas de la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista que se realizaron en la ciudad de San Salvador, en el país del mismo nombre.

No solo fue la única residente mujer expositora en este evento, destacándose entre residentes de prestigiosas instituciones nacionales e internacionales, sino que además se convirtió en la primera médica del sanatorio roquense en recibir un premio de este calibre.

El caso que presentó, y en el que había tomado intervención, ayuda a visibilizar la salud de las personas trans. Es un llamado a prestar atención a este sector de la población invisibilizado y poco estudiado en términos médicos.

La historia de Mariela Huertas, la médica de Roca premiada en El Salvador


Mariela nació en Salta pero vive en Roca desde los 6 años. En 2020 se recibió de médica en la Universidad Nacional del Comahue. Su primer trabajo fue durante la pandemia en el consultorio respiratorio del hospital local. En 2021 empezó la residencia de cardiología en el sanatorio.

El Sanatorio Juan XXIII funciona como unidad académica avalada por la Facultad de Ciencias Médicas del Comahue, y por el ministerio de Salud de Río Negro. “Ser residentes significa que somos médicos que seguimos en formación. Tenemos la carrera de grado, que es la medicina, y nuestro posgrado es la cardiología”, explicó Mariela y en este sentido destacó el apoyo y la guía del doctor Nicolás Menichini, jefe del servicio de cardiología «muy abocado a la docencia”.

“Hace unos meses el doctor Menichini nos mandó la invitación de la Sociedad Latinoamericana de Cardiología intervencionista. Yo justo tenía un caso clínico que venía investigando, le dije que iba a presentarlo, él me dio el ok y lo mandé”, repasó.

Mariela Huertas junto al equipo de cardiología del Sanatorio Juan XIII de Roca. Foto Alejandro Carnevale.

La propuesta de Mariela primero quedó seleccionada entre los mejores ocho casos del continente. A los pocos meses, le comunicaron que su trabajo era uno de los cuatro que habían avanzado a una segunda etapa de preselección y que debía presentarlo en las jornadas en El Salvador.

No tenía pasaporte. Nunca imaginó que iba a llegar tan lejos, que su caso iba a ganar, pero es una apasionada de lo suyo. “Es novedoso, siento que hay mucho más para investigar y profundizar, es algo que no podemos dejar de difundir al resto de los cardiólogos porque es lo que se viene y necesitamos buscar herramientas para poder brindar una mejor atención a la población”, afirmó.

“Todavía no caigo. Para mi viajar ya era un logro. Cuando le conté a mi familia en Salta estaban recontentos. Por parte de mi papá, que es albañil, soy la primera que fue a la Universidad. De parte de mamá, ella fue la primera”, contó Mariela.

Mariela Huertas tiene 32 años, nació en Salta y desde los 6 años vive en Roca. Foto Alejandro Carnevale.

En cuanto a las diferencias de género en su carrera profesional explicó que cardiología como cirugía son especializaciones que, en general, predominan varones. Sin embargo, señaló que «en los últimos años esto ha ido cambiando; de hecho, en nuestro sanatorio la mayoría son residentes mujeres en casi todos los servicios. Pero la hemodinamia, a nivel mundial, todavía no”, señaló.

El caso que expuso Mariela y que ayudó a visibilizar


El caso que Mariela expuso en las jornadas de El Salvador, y por el que ganó el primer premio, pertenece a un joven varón trans de 24 años quien brindó su consentimiento para que pudiera presentarlo resguardando su intimidad y sin dar detalles sensibles. “Él apoya la difusión para que nosotros como médicos crezcamos y podamos brindar una atención de calidad”, aclaró.

Cuando su paciente tenía 20 inició una terapia de reemplazo hormonal con testosterona intramuscular. La última dosis la había recibido hacía uno o dos meses. “Venía desde principio de año con dolor de pecho leve que se daba en momentos de angustia o situaciones emocionales. Con el nuevo Gobierno, él perdió su trabajo, garantizado por la ley del cupo trans. Otro hecho fue la pérdida de su mascota de la infancia”, contó Mariela.

En mayo presentó otro dolor. Fue a un cardiólogo le hizo un ecocardiograma que dio normal. A fines de junio, un dolor más fuerte con cambio en el electrocardiograma encendió las alarmas. Le habían pedido una resonancia, pero al día siguiente manifestó mucho dolor. Mariela estaba de guardia, se le hacía raro el cuadro en un paciente tan joven, sin ningún antecedente patológico. No era hipertenso ni diabético.

Mariela Huertas reconoce que su formación académica tiene una fuerte impronta social. Foto Alejandro Carnevale.

Tenía la presión tan alta que decidieron internarlo. Ya en la unidad coronaria, le hicieron un electro y resultó que el paciente tenía un infarto muy importante. Mariela llamó al médico hemodinamista, el doctor Juan Pablo Campaña. Se le colocó un stent en una arteria muy importante y siguió en la unidad coronaria. Evolucionó al día siguiente con otro infarto, se le colocaron dos stents.

Luego de 12 días internado se fue de alta con tratamiento para la insuficiencia cardíaca y con seguimiento cardiológico. “Nos había quedado la duda de si la testosterona era la responsable de su enfermedad arterial, porque era lo único que encontrábamos. Hay muy pocos reportes”, apuntó.

El caso, un llamado a tener mayor atención a la población trans


“Hay muy poquita evidencia”, señaló Mariela, “tanto que en 2020 la American Heart Association (AHA) emitió una declaración científica donde invita a toda la cardiología a tener ojo con esto, tanto en las personas trans como cis que hacen terapia con testosterona, a tener una mirada especial”.

“Sobre todo con la población trans que viene en expansión y que, como sabemos, la expectativa de vida siempre fue baja. El llamado es a tener mayor atención en esta población en expansión poco estudiada e invisibilizada”, enfatizó.

Al mismo tiempo señaló que “los fármacos que se usan ni siquiera fueron creados para ese fin, aunque se toman bajo indicación de endocrinología. La población está tan invisibilizada que ni siquiera tiene un fármaco hecho para lo que necesita».

“Todo esto llevó a que hayamos encontrado un factor de riesgo cardiovascular nuevo, emergente, y la verdad es que no tenemos las herramientas para acompañarlos”, admitió, “lo primero que hay que hacer es la investigación, el reporte de caso, después eso lleva a estudiar grupo de casos y así hasta que podamos tener evidencia de mayor peso”.

El equipo de cardiología del Sanatorio Juan XIII de Roca. Foto Alejandro Carnevale.

Mariela comentó que la Mayo Clinic de Estados Unidos está haciendo seguimiento de casos y tratamientos con anticoagulantes. En el sanatorio les sirvió también para trabajar mucho mejor de forma interdisciplinaria con el servicio de hematología y de endocrinología.

Actualmente el paciente está con mediación para que no se tapen los stent. “El hecho de tener un infarto contraindica la testosterona, pero para él esa terapia es su elección de vida. Entonces, el sanatorio creó el primer protocolo de consentimiento informado para esta terapia y estamos en plan de evaluar el primer protocolo de prevención cardiovascular en pacientes que van a iniciar la hormonización”, adelantó.

“No hay guías, no hay libros que nos hablen de esto. En base a la experiencia de otros médicos, la terapia que se puede hacer se denomina recomendación de expertos. Estamos esperando el estudio de la mayor Clinic en el que están viendo de anticoagular con dosis chiquititas. Dado el factor psicosocial que tienen estos pacientes lo ideal es que inicien la testosterona muy pocos días después del episodio, ya no intramuscular sino transdérmica (en gel) pero que lo inicien. Después de la recomendación de experto, el sanatorio desarrolló este protocolo que se firmó hace unas semanas”, indicó. De esta manera el paciente pudo continuar con el tratamiento deseado, respetando su voluntad e identidad autopercibida.

Desde el primer momento Mariela pudo entender que el caso no solamente requería un abordaje técnico. «Creo que influyó en mí la facultad en la que desde el primer día te dicen que la medicina es una carrera principalmente social”. Ella empatizó con lo que el paciente necesitaba y así fue como le salvó la vida.


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